La inflación está muy cerca de alcanzar el 100% este año.
La única forma de bajar el déficit fiscal es disminuir el gasto público. Para ello reducirán los subsidios a las tarifas de servicios públicos, pero resulta insuficiente por la magnitud planteada, sólo 0,06% del PBI.
Quieren lanzar bonos para compensar la pérdida de poder adquisitivo, incrementando lo que reciben los planes y algo similar en el sector privado. O sea, más gasto público. Colisiona con la reducción de subsidios.
Los gobernadores tendrán menos recursos para obras públicas y subas de tarifas. Hay presión para que eso sea lo más leve posible a fin de evitar la pérdida de votos.
La economía está en una encrucijada, la política no ajusta y sólo el sector privado no alcanza.