El análisis del escenario económico argentino pre-electoral revela un complejo entramado de desafíos y oportunidades. Eduardo Robinson, en diálogo con el programa Punto de Partida, opina sobre los desajustes macroeconómicos que se viven día a día desde hace décadas.
En este sentido, Robinson destaca que estos desequilibrios, que en momentos favorables pueden disimularse bajo buenas cosechas o entradas de divisas, se manifiestan con más crudeza en situaciones menos ventajosas, como las sequías que han golpeado a Argentina en los últimos tres años.
El experto señala que, en la economía, la diversificación productiva tucumana es un ejemplo paradigmático. A pesar de sus 22.000 km² diversificados, infraestructuras deterioradas, como rutas inadecuadas y servicios básicos escasos como gas y electricidad, dejan al descubierto la precariedad de un sector clave. Esta situación, según Robinson, revela la carencia de competitividad en una economía que enfrenta desafíos logísticos y estructurales.
Estos retos se entrelazan con un diseño macroeconómico deficiente, lo cual, para Robinson, es el origen de la inflación descontrolada. Las escaseces de combustible y la especulación en el mercado petrolero, lejos de ser sucesos aislados, se interpretan como efectos directos de un entorno económico inestable y poco sostenible.
Desde la perspectiva de Robinson, se necesita con urgencia un programa macroeconómico que fomente la producción, la inversión, el ahorro y la exportación, otorgando a la economía la competitividad que tanto demanda. En este sentido, enfatiza que el problema no reside únicamente en la reducción del déficit fiscal o en la disciplina del Banco Central, sino en la generación de condiciones que propicien la mejora de la productividad y la calidad del empleo.
En el contexto electoral, se examinan con lupa las posturas de los distintos candidatos y sus propuestas económicas, así como las posibles repercusiones de sus medidas en un entorno complejo y desafiante como el actual.