Entre los desequilibrios que enfrenta la economía argentina hace varios años se encuentra la distorsión de precios de los servicios públicos. Desde la salida de la convertibilidad, se vienen retrasando artificialmente las tarifas de servicios públicos, especialmente electricidad, gas y agua. Esto quiere decir que el usuario paga una tarifa menor al costo del servicio y la diferencia la subsidia el Estado.
Como hay que reducir el déficit fiscal, el gobierno decidió restringir los subsidios y, por lo tanto, vendrá un importante incremento en las tarifas. Esto impactará en la tasa de inflación, elevando los precios de los bienes.
Esta medida ya la había intentado, sin éxito, la administración anterior.
