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Mientras persiste la precariedad en el mercado cambiario, el Gobierno trata de evitar una aceleración inflacionaria y entrar en recesión

  • El Gobierno continúa haciendo equilibrios en el mercado cambiario para evitar una devaluación brusca del peso. La sequía del verano agravó la delicada situación de las reservas del Banco Central, y por ello sigue buscando dólares en el FMI para  evitar una mayor restricción a las importaciones. Persiste la precariedad en el mercado del dólar. 
  • La inflación para el mes de mayo se proyecta más alta que la del mes de abril, que fue del 8,4% mensual. Por ahora, el Gobierno, intenta evitar una aceleración más severa de la inflación que es una devaluación lisa y llana del tipo de cambio.
  • El poder de compra del peso sigue en picada. Los salarios siguen por detrás de la inflación, el crédito al sector privado no crece en términos reales, esto lleva inexorablemente a un enfriamiento del consumo. El Gobierno toma medidas para evitar que el freno al consumo sea aún mayor. No ataca la inflación, sino los efectos.

El Gobierno transita un sendero de alta precariedad en el mercado cambiario. Tras la corrida cambiaria de la segunda quincena de abril, se logró amesetar las cotizaciones del dólar, pero continúa latente un salto brusco del tipo de cambio o nuevas turbulencias.

El panorama cambiario no luce despejado. El Gobierno sigue vendiendo bonos en dólares, lo que hace que bajen los precios de estos instrumentos, y sigue sacrificando reservas para evitar otro cimbronazo. Sin embargo, no aparece una cantidad de dólares que logre convencer al mercado que habrá estabilidad en las cotizaciones.

Si durante la primer parte del año, cuando se produce la mayor entrada de dólares a las reservas del Banco Central por la liquidación de la cosecha gruesa, el Banco Central no logra recomponer un nivel razonable de reservas, las perspectivas empeorarán hacia el segundo semestre, ya que disminuye considerablemente la entrada de dólares del comercio internacional. Además, este año, las elecciones sumarán incertidumbre al complejo contexto macroeconómico.  

Por ello, se torna cada vez más apremiante la situación en el mercado del dólar, para evitar una devaluación brusca y que esta situación acelere aún más el proceso inflacionario. 

Salario contra inflación: una batalla cuerpo a cuerpo 

La dinámica inflacionaria de los últimos años hizo que en términos generales el salario vaya por detrás de la inflación. Esta situación repercute en el consumo. El salario no le puede ganar al aumento de los precios, en el mejor de los casos se observa cierta paridad en la evolución de ambas variables.

AñoAumento de salariosInflación
202032%36%
202156%51%
202296%95%
2023 (a marzo)22%22%

El poder de compra del salario no repunta desde hace años y resta calidad de vida a las personas. Este factor explica los altos niveles de pobreza, el pluriempleo e incluso que haya familias que con empleo en el sector formal, no logren superar el umbral de ingresos para no caer en situación de pobreza estadística.

Otro factor que desestimula el consumo es la falta de crédito y financiamiento. El crédito se encarece al ritmo de la inflación. El CFT (Costo Financiero Total) para un crédito personal a 24 meses está en 130% anual, similar al valor proyectado de inflación para el año 2023. 

El crédito al sector privado en términos reales, es decir ajustado por inflación, tuvo una leve recuperación durante 2020 por la pandemia. Pero, en los años siguientes hubo una desaceleración. Asimismo, si bien hubo cierta recuperación del financiamiento al sector privado, se verifica una desaceleración en términos nominales, lo que da cuenta que el crédito se fue enfriando. 

Es probable que en la semana entrante el Gobierno impulse algunas medidas para aliviar la contracción crediticia. Se menciona el incremento de los límites de las tarjetas de crédito. No obstante, eso no implica que se vaya a motorizar el consumo. El problema de base es el costo del crédito, el sobreendeudamiento del sector privado y la falta de perspectivas claras.  

La contracara del encarecimiento del crédito es la suba de las tasas de interés de los plazos fijos. Para evitar una mayor demanda de dólares, por los efectos de la inflación, el Banco Central viene subiendo la tasa de interés pasiva (la que pagan los bancos). 

Durante la administración Fernández, el dólar blue subió por encima del rendimiento de un plazo fijo. Este dato es considerado por los agentes económicos y evalúan que esta tendencia se mantendrá, dada la escasez de dólares sobre todo hacia la segunda parte del año

Así, si una persona hubiese colocado $100 en diciembre del año 2019 en la compra de dólar blue hoy tendría $622, mientras que si hubiese colocado esa suma en un depósito en plazo fijo dispondría de $449. 

En esta situación de baja credibilidad, elecciones y exiguo nivel de reservas, el Gobierno sólo está centrado en evitar un desbordamiento de las variables macroeconómicas. 

Por ahora no hay una hoja de ruta clara, no hay, ni habrá plan en lo que queda de una gestión de Gobierno que incrementó la fragilidad de la economía.

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