En diálogo con Pedro García en el programa Punto de Partida, el economista Eduardo Robinson se refirió a las perspectivas económicas para el 2023. Además de la incertidumbre que genera la inflación, este año es electoral y, por ende, las preguntas se encuentran aún abiertas.
Sin dudas, el gran desafío que tiene por delante el Gobierno es evitar un desborde de la inflación que terminó el 2022 cerca del 100%. Sin embargo, el panorama no es muy alentador por el momento. «Si hoy sacamos una foto a la macroeconomía argentina, no encontramos fundamentos económicos para considerar que la inflación sea menor a la que fue la del año pasado porque las condiciones macroeconómicas no han modificado», aclaró Robinson.
Respecto a la inflación, el especialista considera que es muy difícil que se modifiquen las expectativas de los agentes económicos por lo que las previsiones de un índice de precios inferior al 60% es poco probable. «Hoy está en el sendero de un 5% a un 6%, sacando el programa Precios Justos y para bajarla es necesario saber que pasará con la emisión de dinero, el dólar y la sequía que lamentablemente está afectando a la zona centro del país», explicó.
Y agregó: «Se puede venir un nuevo dólar soja, un dólar Qatar y alguna otra cotización para el área del software. Todas estas devaluaciones sectoriales terminan impactando en la inflación».
Sobre la relación con el Fondo Monetario Internacional, Robinson destacó el apoyo político del actual ministro de Economía, Sergio Massa. Por el momento, el organismo sería un aliado del Gobierno con miras sobre todo al próximo año. «Sabe que es un año político y está poniendo todas las expectativas para el 2024», opinó Robinson.
«Un año con final abierto con el condimento político que no es mejor y no tenemos aún definiciones de candidatos ni de sus diseños macroeconómicos. La economía y los mercados hoy están mirando paradójicamente al 2024», cerró.