Se desaceleró la corrida cambiaria: ¿alcanzan las medidas para evitar la crisis? 

El cierre de abril fue turbulento y el Gobierno reaccionó. La pregunta es si será suficiente.
  • Hasta el martes 25 de abril, el dólar blue o informal parecía no tener techo.  Desde inicio de mes de abril la cotización en el segmento informal subió un 25% para el tipo vendedor. El 3 de abril cotizaba en $395 y había alcanzado $495.  Cerró el mes en $469.
  • La corrida se explica por varios factores: la elevada inflación, la escasez de dólares, la interna política en el oficialismo y la incertidumbre electoral.
  • Las medidas, por ahora, son pocas y de dudosa efectividad: suba de la tasa de interés para los depósitos, endurecer el cepo para las operaciones con dólares alternativos y una renovación del perimido programa de acuerdo de precios.

Durante los primeros días de la semana pasada el dólar blue parecía no tener contención posible. El día martes la cotización estuvo muy próxima a los $500. En algunas jurisdicciones superó ese valor. El Banco Central había subido la tasa de interés para depósitos sólo 300 puntos básicos. Pero ante la agresividad que mostraba la suba, es claro que esa magnitud no fue suficiente para aquietar la corriente dolarizadora

Por ello, tuvo que ser más contundente  y llevó la tasa de referencia al 91%. Es decir, 10% superior a la última marca. En menos de una semana, la tasa subió un 13%. La medida apunta a evitar el desarme de plazos fijos que tenga como 

destino el dólar y ponerle presión a la escalada.  Es una medida, esperable, típica para evitar que sea más severa la carrera al dólar. Asimismo, procura que el FMI adelante recursos programados para los próximos meses como una forma de reforzar la situación crítica de las reservas internacionales. 

De acuerdo con el consenso del mercado, las reservas de libre disponibilidad estarían en valores nulos o negativos. El Gobierno va corriendo detrás de los acontecimientos. Tratará de estabilizar las cotizaciones del dólar en valores, más o menos acorde con la velocidad de los precios. Pero, el problema son las expectativas. Sin dólares en el Banco Central pese a estar en los meses en los que debería haber más ingresos  de dólares debido a la liquidación de la cosecha y este año, con el adicional de estar vigente el denominado dólar soja 3. Esto es, una devaluación para las exportaciones de soja, ya que el Gobierno concede un tipo de cambio diferencial, superior al dólar oficial. Esto es, reconoce para los exportadores $300 mientras que el tipo de cambio oficial está a $227. Vende a los importadores a un dólar más barato y compra más caro, para ello debe emitir pesos.

En este contexto, el Gobierno aspira a volver a establecer un acuerdo de precios, similar al que está vigente, pero sin resultados a la vista. Es más que evidente que no funciona como ancla de expectativas inflacionarias. Mientras tanto, la brecha cambiaria es de las más altas de los últimos diez años. 

Asimismo, la mayor brecha entre la cotización oficial y el dólar blue de los últimos diez años, coincide con la inflación mensual más elevada desde hace 20 años. Por lo tanto, la pregunta es si con las medidas implementadas, suba de tasas, negociaciones con el FMI para adelantar recursos y restricciones para la compra de dólar MEP y CCL, más un posible nuevo acuerdo de precios el gobierno podrá evitar una nueva disparada del dólar en los próximos meses. 

La respuesta es que las probabilidades de evitar un nuevo episodio de crisis cambiaria es baja. Porque los factores que la impulsaron no fueron removidos. Seguirán faltando dólares, continuará la emisión de dinero en un contexto de caída de la demanda de pesos, seguirá la inflación en niveles altos y se acentuará la incertidumbre electoral. 

Lo que hay que tener en cuenta es que este esquema económico está agotado. La economía está sin rumbo, lo que se trata de hacer es de evitar una profundización de la crisis. 

La economía atraviesa un proceso de fragilidad, no sólo porque la situación es compleja, sino porque no están claras las perspectivas. Se habla de dolarización de la economía, como una suerte de magia, que resolvería todos los problemas. Pero no están claros los alcances ni cómo se llevaría adelante. Por ahora, parece ser un nuevo experimento, porque no está claro cómo sería su implementación y los alcances. 

Por otro lado, en un contexto electoral, los precandidatos a la presidencia de la Nación no pueden dar demasiadas precisiones y tampoco saben cómo quedará la economía hacia diciembre del año en curso.  

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