La reciente decisión del gobierno nacional de reducir las retenciones a las exportaciones agrícolas ha generado una amplia discusión en el sector agropecuario y la economía argentina. Eduardo Robinson compartió su análisis sobre esta medida y sus posibles efectos durante una entrevista en Suena a Campo.
Baja de retenciones: un anuncio sorpresivo para el sector
La baja de retenciones fue un anuncio que tomó por sorpresa a muchos productores. Según Robinson, el contexto económico actual estaba generando preocupación en el sector agropecuario debido a:
- Una baja en los precios de las commodities, como la soja, producto de buenas cosechas en los principales países productores.
- El campo enfrenta una alta carga impositiva, con las retenciones como un impuesto especialmente distorsivo. Estas se reintrodujeron tras el período de eliminación durante el gobierno de Mauricio Macri.
- La percepción de un tipo de cambio desventajoso para las exportaciones agrícolas también complica la situación.
“La combinación de precios internacionales a la baja y una alta presión fiscal no era la mejor ecuación para el sector”, señaló Robinson.
Beneficios para las economías regionales
Uno de los puntos más destacados de esta medida es el alivio que podrán experimentar las economías regionales. Productos como el azúcar, el algodón, el arroz, el maní y el tabaco se verán beneficiados por la eliminación permanente de las retenciones. Robinson enfatizó que “sacarle el pie de encima al sector” podría mejorar significativamente la competitividad, especialmente en provincias como Tucumán, Chaco y Salta.
Sin embargo, también subrayó que existen sectores que quedaron fuera de esta medida, como el de los productores citrícolas. “El caso del limón, clave para la economía de Tucumán, no fue incluido, lo que ha generado reclamos que posiblemente escalen en las próximas semanas”, comentó.
Implicancias fiscales y el equilibrio necesario
La medida, aunque positiva para los productores, tiene un costo fiscal significativo. Se estima que la eliminación de las retenciones representará una pérdida de ingresos de entre 800 y 1,000 millones de dólares para el Estado. Esto ocurre en un contexto de negociaciones con el Fondo Monetario Internacional y un programa de estabilización económica aún precario.
Robinson calificó la decisión como “una apuesta fuerte del gobierno”, que busca dar alivio al campo mientras enfrenta el desafío de mantener la solvencia fiscal y cuidar las reservas del Banco Central.
El desafío de la competitividad y el crecimiento
Robinson explicó que estabilizar la macroeconomía es un paso necesario, pero distinto al desafío de generar crecimiento sostenido. Aunque la baja de retenciones es un paso importante, el economista insistió en que el país necesita dinamizar la producción y las exportaciones para generar divisas y alcanzar un crecimiento sostenible.
El agro, como motor de la economía argentina, enfrenta el reto de ser más competitivo y eficiente en un escenario de precios internacionales estables o a la baja. La medida también podría impulsar un rebote en la actividad económica, con una proyección de crecimiento del 5% para 2025, según estimaciones del gobierno.
Un primer paso hacia el crecimiento
La baja de retenciones representa un alivio para el campo y, en particular, para las economías regionales. No obstante, también plantea interrogantes sobre su impacto fiscal y la sostenibilidad de esta medida en el tiempo. Para los productores, esta es una oportunidad para mejorar su competitividad y reactivar la producción.
El camino hacia un crecimiento sostenido requiere ir más allá de la estabilización y trabajar en una agenda que fomente la innovación, la eficiencia y el desarrollo de nuevos mercados.