La reciente caída del dólar en el nuevo esquema de bandas cambiarias ha generado opiniones divididas en la Argentina. Mientras algunos sectores celebran la estabilidad, otros, como los exportadores, manifiestan su preocupación por una menor rentabilidad. En una entrevista para El Ocho, el economista Eduardo Robinson analizó los efectos inmediatos y los desafíos que plantea este nuevo escenario macroeconómico.
Caída del dólar y nuevo esquema cambiario
«Había expectativas cuando el gobierno anunció que cambiaba el régimen del tipo de cambio, donde íbamos a un esquema de bandas de flotación entre $1.000 y $1.100 pesos», recordó Robinson. La sorpresa fue que el mercado llevó rápidamente la cotización hacia el piso de esa banda. Esto, según el economista, tuvo un efecto estabilizador en los precios. «El hecho de que los precios se mantengan relativamente estables, con una inflación que probablemente en abril esté incluso por debajo del 4%, es una señal positiva», explicó.
El especialista explicó que este alivio tiene su impacto en los sectores del agro, que esperaban un tipo de cambio más alto. «El sector exportador de granos ha tenido una baja de retenciones hasta junio, y en el caso de las economías regionales, la eliminación de muchas retenciones directamente», agregó.
No obstante, Robinson también subrayó la importancia de lograr la estabilidad para todos los sectores, a partir de reglas del juego claras. «Siempre un sector se va a ver perjudicado y otro beneficiado. De allí la importancia de avanzar hacia un equilibrio macro que permita planificación y confianza», opinó.
Proyecciones de crecimiento: ¿exceso de optimismo?
Respecto a las declaraciones de Kristalina Georgieva, directora del FMI, quien proyectó un crecimiento del 5,5% para Argentina en 2025, Robinson fue cauteloso: «puede haber algo de optimismo exagerado». Reconoció que Argentina viene de un proceso recesivo muy agudo y que se espera algún rebote de la actividad económica, aunque matizó que el contexto internacional, marcado por guerras comerciales y precios inciertos, podría limitar ese repunte.
Robinson advierte que más allá del valor puntual del tipo de cambio, el verdadero objetivo debe ser consolidar una macroeconomía predecible, con reglas claras para todos los actores productivos. La clave, dijo, está en «estabilizar antes que especular».