La renuncia del ministro Martín Guzmán era un hecho que se percibía. Claro, no se sabían ni el plazo, ni las circunstancias. En rigor, Guzmán no ejerció las funciones de un Ministro de Economía. Su trabajo se centró en reestructurar la deuda en el año 2020, que consistió básicamente en prorrogar los vencimientos para el año 2024. Es decir, oxigenar financieramente las cuentas públicas. Algo similar ocurrió con el refinanciamiento de la deuda con el FMI. Durante el 2021, mientras el nivel de actividad económico mostraba un rebote, una importante recuperación luego de una profunda recesión producto de las restricciones a la actividad impuestas por la cuarentena derivada de la crisis sanitaria.
El estado de situación
Pero no se sabe si por razones políticas, o por falta de un equipo económico con mayor compromiso y estatura técnica, no se implementó un programa de estabilización y la inflación empezó a subir. En plena recesión, caída estrepitosa del nivel de actividad, el nivel de inflación minorista en el 2020 fue del 36%. Durante el año 2020, año de recuperación económica fue del 51%, y en el año 2022, cuyo primer semestre se caracterizó por, avanzar con el acuerdo con el FMI, resistido por una parte considerable de la coalición gobernante, que debilitó políticamente el acuerdo y le quitó credibilidad. La impericia del gobierno para evitar una crisis de abastecimiento de gas oil en la época de mayor demanda por la cosecha gruesa, una significativa aceleración de la inflación que promedió el 5,5% y que pone un piso a la inflación anual del 70%, con una situación social precaria, con cortocircuitos con las organizaciones sociales, con una crisis de confianza que disparó el riesgo país, hace perder el apetito de los ahorristas por la deuda en pesos, dado que las probabilidades de una reestructuración de la deuda crecen.
Guzmán no logró recomponer credibilidad y los cruces políticos debilitaron aún más su gestión. No logró tampoco conformar un equipo económico sólido, de hecho, dejó su cargo por no coincidir con la política económica el ex secretario de Comercio Interior Roberto Feletti. Dando cuenta también que la lucha contra la inflación con el actual diseño macroeconómico estaba perdida de antemano.
¿Qué puede venir ahora?
Mientras redacto estas consideraciones, aún no hay un nombre para reemplazar a Martín Guzmán. Será muy difícil en el actual contexto político que alguien acepte el desafío. Pero, puede decirse, que, si surge del entorno del presidente Alberto Fernández, la gestión nacerá debilitada, porque el Presidente perdió credibilidad para revertir la situación económica. Si proviene del ala de la vicepresidente, los problemas de credibilidad y las tensiones en las variables serán amplificadas. El mercado leerá como más relajamiento fiscal y monetario lo que hará vislumbrar una agudización de los desequilibrios y una alta probabilidad de hiperinflación junto a una crisis de gobernabilidad. El problema de fondo es la falta que está dañada la credibilidad. Sí, desde lo político no se reconstruye confianza, en el mejor de los casos se evitará que se profundicen los problemas económicos. De lo contrario, si persisten los tironeos imprudentes en la propia coalición gobernante, será prácticamente imposible que no siga deteriorándose la credibilidad y la economía entrará en zona de más tensiones.