El panorama económico en Argentina sigue marcado por altos índices de pobreza, lo que representa un desafío continuo para el gobierno y la sociedad en general. Durante el primer semestre de 2024, la pobreza alcanzó un alarmante 52,9%. «No, según el economista Eduardo Robinson, “Nos increpa a todos porque detrás de estos números hay personas, hay familias, hay situaciones”, comenta el economista Eduardo Robinson.
La pobreza en Argentina aumentó 10 puntos porcentuales respecto al segundo semestre de 2023, mientras que la indigencia, que refleja a quienes no pueden acceder a una alimentación básica, se sitúa en un preocupante 18%. Estos datos no son solo estadísticas; representan una realidad difícil que impacta directamente en el bienestar de millones de argentinos. En diálogo con América, Robinson analizó las causas y consecuencias de este índice de pobreza, así como las medidas necesarias para revertir la situación.
El Índice de Pobreza en números: ¿qué nos dice?
El índice de pobreza es una medición que evalúa la capacidad de una persona o familia para acceder a bienes y servicios básicos. En Argentina, esta medición se realiza principalmente a través de dos indicadores: la canasta básica total y la canasta básica alimentaria. Según Robinson, la canasta básica total incluye alimentación, transporte, salud, educación, entre otros aspectos necesarios para vivir dignamente. Cuando una persona o familia no puede cubrir los costos de esta canasta, se considera que está por debajo de la línea de pobreza.
En el caso de la indigencia, el parámetro se centra en la canasta básica alimentaria, que mide si una persona puede acceder a los alimentos necesarios para cubrir sus necesidades calóricas básicas. “Un 18% de los argentinos no logra adquirir lo que es una canasta básica alimentaria, lo cual es alarmante”, añade Robinson. Esto significa que, en promedio, casi dos de cada diez personas no tienen suficiente dinero para cubrir sus necesidades alimentarias básicas.
Factores que impulsan la pobreza en argentina
El aumento de la pobreza no es un hecho aislado, sino que responde a una serie de factores macroeconómicos que han afectado al país en los últimos años. El más relevante de ellos es la inflación, que en el primer semestre de 2024 alcanzó cifras preocupantes. Según el economista Eduardo Robinson, uno de los principales factores que explica los altos niveles de pobreza es precisamente la tasa de inflación. Esta inflación galopante ha erosionado el poder adquisitivo de los ciudadanos, haciendo que los ingresos no alcancen para cubrir las necesidades básicas.
Otro factor fundamental ha sido la poca creación de empleo. A pesar de los programas sociales implementados por el gobierno, como la Asignación Universal por Hijo y la Tarjeta Alimentar, estos solo logran mitigar parcialmente el impacto de la pobreza. “La falta de creación de puestos de trabajo agrava la situación, ya que las familias no cuentan con ingresos estables que les permitan salir de la pobreza”, comenta Robinson.
Además de la inflación y la falta de empleo, la devaluación de la moneda ha contribuido al aumento de la pobreza. Durante el primer semestre de 2024, Argentina experimentó una fuerte devaluación, que incrementó el costo de los productos importados y redujo aún más el poder adquisitivo de la población. Esto, combinado con un entorno internacional desfavorable, como la caída de los precios de las materias primas, ha dificultado aún más la recuperación económica del país.
Perspectivas para el segundo semestre del 2024
El segundo semestre de 2024 plantea un panorama incierto en términos de pobreza e indigencia. «Con la inflación estabilizada alrededor del 4% mensual y la devaluación que tuvimos a finales de 2023, es probable que el índice de pobreza continúe en niveles altos”, adelanta el especialista. Se espera que el índice de pobreza del segundo semestre sea publicado en marzo de 2025, lo que brindará una visión más clara del impacto económico del final de la gestión de Alberto Fernández y el comienzo del gobierno de Javier Milei.
Un aspecto importante a considerar es la disparidad regional en los índices de pobreza. Las provincias del NOA (Noroeste argentino) y NEA (Noreste argentino) son las más vulnerables en términos de pobreza e indigencia. “En regiones como Tucumán, los índices de pobreza han superado el 60%, lo que refleja las dificultades económicas que enfrentan estas zonas”, analiza Robinson. Estas regiones son especialmente sensibles a las fluctuaciones económicas y suelen verse más afectadas por la falta de inversión y oportunidades laborales.
Soluciones a largo plazo: ¿qué puede hacer el Gobierno?
Para reducir el índice de pobreza en Argentina, es importante que el gobierno implemente políticas que no solo apunten a contener la inflación, sino que también promuevan la creación de empleo y el crecimiento económico sostenible. Según Robinson: «El Estado debe crear las condiciones necesarias para que haya inversión y se generen nuevos empleos. Es la única forma de bajar estos niveles alarmantes de pobreza”.
En este sentido, el equilibrio fiscal y la atracción de inversiones extranjeras serán esenciales para mejorar el panorama económico del país. Si bien los programas sociales ayudan a mitigar temporalmente la pobreza, solo un crecimiento económico sostenido puede garantizar una mejora en los ingresos de las familias y una reducción de la pobreza a largo plazo.
Además, es necesario que el Estado fomente la educación y capacitación laboral, especialmente en las regiones más afectadas por la pobreza. Esto permitirá que los ciudadanos tengan acceso a mejores oportunidades de empleo y contribuyan al desarrollo económico del país.
El índice de pobreza en Argentina, que alcanzó el 52,9% en el primer semestre de 2024, refleja la difícil situación económica que enfrenta el país. La combinación de alta inflación, devaluación y falta de empleo ha llevado a millones de argentinos a vivir por debajo de la línea de pobreza. Si bien los programas sociales ayudan a mitigar esta problemática, es necesario que el gobierno implemente políticas de crecimiento económico que generen empleo y atraigan inversiones.
Como señala Eduardo Robinson: «El gobierno tiene que crear las condiciones para generar empleo e inversión; es la única forma de bajar estos niveles alarmantes de pobreza». Solo a través de un esfuerzo conjunto entre el Estado, el sector privado y la sociedad se podrá revertir esta tendencia y mejorar la calidad de vida de millones de argentinos.