La inflación minorista del mes de abril fue del 6%. Si bien presenta una desaceleración con respecto al 6,7% de marzo, es un mal dato.
El problema es que esta aceleración implica una carrera de los precios contra los salarios, el dólar, las tasas de interés, y lleva a la inflación anualizada por encima del 60% anual.
Si el gobierno pretende mantener el poder adquisitivo debería reducir la inflación. Sin embargo, optó por tratar de paliar la situación con bonos y adelantar suba de salario mínimo. Puede ser para que no se enfríe el consumo, pero es grande el riesgo de terminar presionando más la inflación que mejorando el poder de compra.
Las perspectivas no son alentadoras, porque mayo vino con subas en combustibles, GNC, telefonía y siguen subiendo los alimentos.