La inflación de febrero en Argentina se ubicó en el 2,4%, lo que confirma la tendencia de desaceleración que el país ha experimentado en los últimos meses. Eduardo Robinson compartió su análisis sobre este fenómeno y los desafíos que aún persisten en el panorama económico.
Factores que influyeron en la inflación de febrero
Robinson destacó que uno de los elementos clave en la composición del índice de precios fue el impacto de la carne vacuna. «El precio de la carne vacuna tiene una alta ponderación en el índice de precios al consumidor, por lo que su variación se refleja con fuerza en el resultado mensual», explicó.
Además, señaló que el consumo de carne vacuna ha disminuido drásticamente en las últimas décadas. «Hacia el año 2004-2005, el promedio de consumo per cápita en Argentina era de 72-75 kg anuales; hoy no supera los 40 kg», detalló. Esta situación ha llevado a un mayor consumo de otras carnes, como pollo y cerdo.
En cuanto a la evolución futura de la inflación, Robinson estimó que «marzo se ubicará en valores similares, entre 2,4% y 2,5%». No obstante, advirtió que el reacomodamiento de los precios de servicios públicos podría afectar la tendencia descendente. «La gran incertidumbre es si el gobierno continuará con la recomposición tarifaria o si optará por una desaceleración en los aumentos», comentó.
Desafíos en el poder adquisitivo y el consumo
A pesar de la baja en la inflación, Robinson resaltó que el consumo masivo sigue retraído porque los precios aún son altos y la recuperación del poder adquisitivo no ha sido significativa. Esta situación genera una percepción contradictoria entre la estadística y la realidad cotidiana de los ciudadanos.
«La inflación medida es un promedio nacional, lo que no siempre refleja el impacto real en el bolsillo de cada persona. Por ejemplo, en Tucumán, la inflación alcanzó el 2,9%», explicó Robinson. Además, hizo hincapié en que el índice mensual sigue siendo alto en comparación con otros países de la región, aunque en el contexto argentino representa una mejora.
El impacto de las tasas de interés y el acceso al crédito
Otro aspecto clave que abordó Robinson fue el efecto de las tasas de interés en la economía. «Las tasas en Argentina siguen siendo elevadas, con valores de hasta 60-70%, lo que dificulta el acceso al crédito y la reactivación del consumo», afirmó. También mencionó que los bancos están acumulando liquidez sin otorgar créditos de manera significativa.
«Eventualmente, los bancos tendrán que prestar al sector privado a tasas más razonables porque el sector público ya no demanda esos fondos», señaló Robinson. También mencionó que los créditos ajustados por Unidad de Valor Adquisitivo (UVA) siguen siendo un tema de debate, ya que dependen de la estabilidad inflacionaria futura.
Una tendencia positiva con desafíos pendientes
Para Robinson, la inflación de febrero refuerza la tendencia de desinflación en Argentina, pero el país todavía enfrenta importantes desafíos. «Si bien el 2,4% es una mejora en el contexto argentino, sigue siendo una cifra elevada en términos internacionales. El reto ahora es consolidar inflaciones anuales en torno al 3%», enfatizó.
Asimismo, destacó la necesidad de políticas que impulsen la recuperación del consumo y la competitividad económica. «La reducción de la inflación es positiva, pero el crecimiento económico también debe ser una prioridad», concluyó Robinson.