Inflación del 2,2%: ¿baja o se percibe igual?

Aunque los números indican una caída en la inflación, la percepción de los argentinos sigue siendo otra. Eduardo Robinson analizó el contexto inflacionario en dos entrevistas recientes, donde abordó las cifras oficiales, la reacción del mercado y los desafíos que enfrenta la economía argentina en 2025.

¿La inflación realmente está bajando?

Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), la inflación en enero fue del 2,2%, el nivel más bajo de los últimos cinco años. Robinson destacó que este número representa una mejora, pero enfatizó que sigue siendo un porcentaje alto para estándares internacionales. En países vecinos como Chile, Bolivia o Brasil, los índices inflacionarios mensuales se mantienen por debajo del 1%, lo que evidencia el largo camino que aún debe recorrer Argentina.

El economista explicó que la inflación es solo un síntoma de problemas macroeconómicos más profundos. «Controlarla es fundamental, pero si no se resuelven cuestiones estructurales como la carga tributaria, la informalidad laboral y la falta de inversión, el problema seguirá latente», comentó.

La percepción de la inflación y el impacto en el bolsillo

A pesar de la baja en los índices oficiales, los ciudadanos no perciben una mejora en su economía diaria. «Las personas ven que la inflación baja, pero siguen pagando más por las tarifas de servicios, la medicina prepaga y los alimentos», agregó Robinson. Esto se debe a que, aunque la tasa inflacionaria se desacelera, los precios continúan subiendo y el poder adquisitivo sigue deteriorado.

Además, subrayó que el contexto inflacionario de los últimos años generó un hábito de precaución en los sectores productivos. «El empresariado se acostumbró a ajustar precios por adelantado, lo que mantiene la percepción de una economía que sigue encareciéndose», explicó.

Desafíos económicos: informalidad, inversiones y estabilidad

Robinson también abordó los desafíos estructurales que enfrenta la economía argentina. Uno de los principales problemas, según el especialista, es la alta informalidad laboral, que alcanza al 50% de los trabajadores. «Si no se generan incentivos para la formalización, las empresas seguirán operando fuera del sistema y la competencia será desleal para quienes cumplen con sus obligaciones tributarias», señaló.

En términos de inversión, el economista destacó que Argentina necesita reglas de juego claras y un horizonte económico estable. «Los grandes inversores buscan previsibilidad. Si no hay seguridad jurídica ni políticas económicas consistentes, la fuga de capitales y la falta de proyectos a largo plazo seguirán siendo un problema», advirtió.

Otro punto clave es la apertura de la economía y su impacto en las industrias nacionales. «Con más importaciones y menos restricciones, las empresas locales tendrán que ser más competitivas. Esto significa optimizar costos y mejorar procesos productivos para enfrentar un mercado más abierto», concluyó Robinson.

Aunque la inflación en Argentina muestra signos de desaceleración, la realidad cotidiana y los desafíos estructurales aún presentan un panorama complejo. El equilibrio entre estabilidad macroeconómica y mejoras en la economía real será clave para determinar si esta tendencia se mantiene en el tiempo o si solo es un alivio temporal en un escenario de incertidumbre.

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