Cuando el INDEC publicó la suba de precios de febrero del 4,7%, el presidente Alberto Fernández sintió que empezaría una guerra contra la inflación.
Se generaron expectativas de cuáles podían ser las medidas contundente para desacelerar la suba de precios y bajar el índice de inflación. Sin embargo, las medidas anunciadas son muy débiles para contener los números.
El problema es que el gobierno empezó a perder credibilidad y está a medio mandato. Si no se logran revertir las expectativas con medidas que vayan a la raíz del problema, lo que está diciendo el gobierno es que no busca solucionar nada en materia económica, solo evitar que se profundice la crisis.