En diálogo con el programa Mil Disculpas, el economista Eduardo Robinson ofreció una evaluación de la situación económica actual y los desafíos que enfrenta la economía argentina, tras un lunes complicado.
Robinson describió el ambiente de incertidumbre que caracterizó el inicio de la semana. «Ayer fue un día de mucha tensión en el mercado, a juzgar por la suba del dólar. Siempre es un termómetro de la economía y trae cierta intranquilidad», afirmó.
Explicó que la reacción del mercado fue en gran parte resultado de los anuncios del Ministerio de Economía y el Banco Central. «Lo que se esperaba era el levantamiento del cepo, o al menos una relajación parcial», comentó. Sin embargo, la decisión de que el Banco Central emita las letras, pero las pague el tesoro fue interpretada por el mercado como una señal de que se necesitará un mayor superávit fiscal para cumplir con la deuda.
Robinson enfatizó la necesidad de señales claras del gobierno para calmar las expectativas del mercado. «Lo primero que tiene que hacer el gobierno es dar señales más claras de cómo sigue la hoja de ruta», sugirió. Agregó que la falta de una política económica coherente podría prolongar las tensiones cambiarias.
Al ser consultado sobre las prioridades del gobierno, Robinson indicó que es crucial «corregir la cuestión cambiaria para despejar expectativas de devaluación y empezar a dar señales de solvencia fiscal». Señaló que, aunque algunos indicadores muestran que la actividad económica ha dejado de caer, la velocidad de recuperación es un problema fundamental.
La entrevista también abordó la percepción pública y cómo las decisiones del mercado afectan a la gente común. «El mercado somos todos, desde el ama de casa hasta el empresario. Tomamos decisiones económicas en contextos de incertidumbre», explicó Robinson. Esta realidad subraya la importancia de una comunicación clara y efectiva por parte del gobierno para alinear las expectativas del mercado con las políticas económicas.
Finalmente, Robinson reflexionó sobre la capacidad del gobierno para adaptarse a las necesidades del mercado. «El mercado no se adapta a la política económica; hace su juego en base a expectativas y la realidad que percibe. Hasta que el gobierno no explicite mejor sus medidas, las tensiones seguirán», concluyó.