La economía argentina sigue enfrentando grandes desafíos, con la inflación y la recesión como los principales problemas que afectan tanto a las políticas del gobierno como al día a día de los ciudadanos. En diálogo con Periodismo 360, Eduardo Robinson analizó los problemas actuales, las perspectivas a futuro para fomentar la inversión, el estado de la economía y los pasos que se deben seguir para caminar sobre el sendero de la recuperación.
Inflación persistente: ¿qué está haciendo el Gobierno?
El índice de inflación de julio se ubicó en un preocupante 4%, una cifra que refleja la dificultad del gobierno de Javier Milei para controlar los precios en un contexto económico incierto. Aunque esta cifra es una ligera mejora en comparación con el 4,6% de junio, la realidad es que la inflación sigue siendo alarmantemente alta, con un acumulado interanual del 87%.
Robinson describe la situación de la siguiente manera: «La inflación todavía lo hace en cámara lenta, y si miramos la parte pesimista, estamos viendo que hace tres meses, mayo, junio y julio, la inflación se mantiene en el 4%». Este estancamiento refleja un desafío significativo para el gobierno, que ha enfocado todos sus esfuerzos en reducir la inflación, dejando de lado otras áreas cruciales como la reactivación económica y la mejora del clima de negocios.
Los argentinos sienten el impacto de esta inflación en sus bolsillos. Las tarifas de servicios básicos como la electricidad y el teléfono siguen aumentando, al igual que el alquiler y los precios de productos esenciales como el pan. Robinson añade: «El gobierno está poniendo todos los cañones enfocados a tratar de disminuir precisamente la tasa de inflación, casi te diría yo dejando de lado todo lo que tiene que ver con la actividad económica». Este enfoque unidimensional, aunque necesario, ha dejado la economía en un estado de inactividad que agrava otros problemas económicos.
Una economía en pausa: falta de inversión y crecimiento
Uno de los grandes problemas que enfrenta Argentina es la falta de confianza en su economía. Esta falta de confianza se traduce en una ausencia de inversión, tanto interna como externa, lo que a su vez impide el crecimiento y la creación de empleo. La recesión ha sido una constante en los últimos años, y aunque ciertos sectores como el agrícola han mostrado signos de recuperación, la mayoría de la economía sigue estancada.
Robinson señala: «Para poder invertir y para poder expandir sobre todo la capacidad productiva, lo que se está viendo es que primero hay que empezar a recuperar la economía». Sin una economía activa y en crecimiento, es imposible que las empresas se animen a invertir en nuevas tecnologías, maquinaria o personal. Este círculo vicioso ha dejado al mercado laboral en una situación crítica, con una contracción significativa debido a la falta de actividad económica.
La situación se complica aún más por la incertidumbre en el panorama internacional. Argentina, con una deuda significativa con el Fondo Monetario Internacional, enfrenta dificultades para obtener préstamos o atraer inversiones extranjeras. Robinson comenta que por ahora el presidente sostiene que no es necesario levantar el cepo para que haya crecimiento. Sin embargo, este control sobre el tipo de cambio y la falta de un plan económico claro solo refuerzan la desconfianza entre los inversores.
Un futuro incierto para el segundo semestre
El futuro de la economía argentina es, en una palabra, incierto. Aunque el gobierno de Milei ha logrado algunos avances en la estabilización de la inflación, el país sigue sin tener un rumbo claro para salir de la recesión. Para que Argentina pueda empezar a crecer de manera sostenible, es necesario recuperar la confianza en su economía. Los empresarios, tanto nacionales como extranjeros, necesitan ver un plan económico claro y consistente que les dé motivos para invertir en el país.
Robinson concluye: «La hoja de ruta por ahora no está demasiado clara… y salir a buscar afuera, los de afuera tampoco ven una Argentina muy estable para venir a invertir». Esta falta de claridad es un obstáculo importante para la recuperación económica. Mientras no se defina un plan que no solo controle la inflación, sino que también fomente el crecimiento y la creación de empleo, la economía argentina seguirá estancada.