Sin plan, habrá más cepo

La cuarentena y el distanciamiento social dejaron a la economía argentina al borde la caída de libre. El gobierno nacional necesita explicitar un plan de acción.

Transcurridos casi ochenta días de la cuarentena en Argentina, que ya dejó de ser estricta en muchas localidades, el dilema por estos días dejó de ser salud ó economía. Ahora se centra en cómo evitar que la economía siga en caída libre, al tiempo que se toman las medidas adecuadas para que la pandemia haga el menor daño posible en la salud de la población y que el sistema sanitario pueda resistir.

En este marco, es que da la impresión que al gobierno, le sienta bien continuar extendiendo indefinidamente el proceso de aislamiento, porque es el argumento ideal para dejar en un muy segundo plano a la híper debilitada economía argentina.

A dos años de recesión, se le sumó la crisis de la pandemia y la reestructuración de la deuda. Sin dudas, una combinación muy complicada que debería inducir a que el gobierno explicite un programa económico lo antes posible de forma tal que contribuya a dar un marco de cierta previsibilidad para la toma de decisiones. De lo contrario, las presiones sobre el mercado cambiario irán incrementándose porque habrá más desconfianza, y el Banco Central continuará drenando reservas, lo que, a su vez, alimenta expectativas de devaluación. Así, los importadores demandan cada vez más divisas, mientras que los exportadores se ven renuentes a liquidarlas, con lo cual crecen las tensiones en el mercado del dólar.

Es evidente que la pandemia ha impactado en la economía mundial, que ha destrozado actividades y sectores, pero lo que empieza a discutirse en el mundo es cómo frenar el daño en la actividad económica. Es eso, precisamente, la enorme omisión que está haciendo el gobierno argentino: no explicar cómo se hará para reactivar una economía que no para de caer y que día a día se torna más vulnerable.

A esta delicada situación, que debería empezarse a contrarrestar con acciones tendientes a crear las condiciones adecuadas para destrabar un proceso de inversiones, se suman dichos de personajes públicos que afirman: “Si vamos a ser Venezuela, seamos Venezuela ahora”. Además de ser una enorme falta de respeto a millones de venezolanos que soportan miseria desde hace muchos años, no es el camino para atraer inversiones, ampliar la capacidad productiva, generar empleo y reducir los índices de pobreza que ya ni desea medirlos la Universidad Católica Argentina (UCA) porque seguramente el porcentaje debe superar cómodamente el 40%.

También ya la Argentina se encuentra en su noveno default de la triste historia de incumplimientos. Hay que tener en cuenta que se llega a esta situación por la desconfianza que genera la economía argentina. No es capacidad de pago, sino que no se renueva la deuda. Por lo tanto, hay que reestructurarla, ya que no se puede cumplir con los plazos estipulados de vencimiento. Como la economía sigue sin rumbo, desordenada, con ayudas estatales que llegan muy tarde, no hay buenas perspectivas en el mediano plazo. Con lo cual, dentro de pocos años, habrá otro episodio de reestructuración de la deuda.

Como clara evidencia de la desconfianza que genera la economía argentina, sin tener un rumbo definido, continúan las presiones sobre el dólar. En lugar de avanzar con un plan de recuperación, se avanza con un plan de profundización del cepo, es decir, se profundizan las restricciones para que las empresas adquieran dólares. Una clara medida para entorpecer el mercado cambiario porque la realidad es que caen las reservas y no se resuelve la reestructuración de la deuda, por ello se extendió de 30 a 90 días el plazo en el que quienes operan dólar contado con liquidación o dólar MEP no pueden hacer compras en el mercado cambiario oficial. Esto por ahora, si la situación continúa así, habrá más medidas restrictivas para comprar dólares ya el cepo, es casi absoluto. Es lógico, sin plan, más cepo.

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